Residimos en una sociedad en que la ciencia y la tecnología ocupan un territorio fundamental en el sistema productivo y en la vida cotidiana en general. Parece difícil percibir un mundo moderno sin pensar el papel que las mismas cumplen. La población necesita de una cultura científica para aproximarse y comprender la complejidad y globalidad del escenario contemporáneo, para adquirir destrezas que le permitan desenvolverse en la cotidianidad y para relacionarse con su entorno próximo, con el mundo del trabajo, de la producción y del estudio. Las Ciencias de la Naturaleza se han incorporado en la vida social de tal manera que se han convertido en clave fundamental para interpretar y comprender la cultura presente.
En la actualidad, dentro de la enseñanza de las ciencias se considera importante hacerlas llegar a todos los alumnos como algo útil, relacionado con la vida real y enseñar una ciencia escolar relevante para el ciudadano (Acevedo, 2004).
Al enseñar las Ciencias de la Naturaleza motivamos a nuestras, entre otros aspectos a:
— Tener una mayor curiosidad frente a un fenómeno nuevo o a un problema inesperado.
— Incrementar el interés por lo relativo al ambiente y su conservación.
— Avivar el espíritu de iniciativa y de tenacidad.
— Entender la necesidad de cuidar de su propio cuerpo.
— Motivar el espíritu crítico, que supone no contentarse con una actitud pasiva frente a una «verdad revelada e incuestionable».
— Tener una mayor flexibilidad intelectual.
— Llegar el rigor metódico.
— Desarrollar la habilidad para manejar el cambio, para enfrentarse a situaciones problemáticas.
— Apreciar el trabajo investigador en equipo.
— Tener un mayor respeto por las opiniones ajenas, la argumentación en la discusión de las ideas y la adopción de posturas propias en un ambiente tolerante y democrático.
http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/summit/